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Apátrida
¿Tengo patria todavía?
¿Aún reconozco fronteras?
Hacia el norte el desierto
la montaña al oriente
y el mar y las islas qué son sino puertas
que se abren a todo el universo
¿Qué son sino puertas los hielos eternos?
¿Todavía tengo historia?
¿Tengo todavía monumentos?
He olvidado las batallas
he olvidado las fechas
sólo tengo memoria de caídos
por causas ajenas y pequeñas.
Mi único guerrero combate con su verbo.
Y ya tengo otro ritmo
son otras mis leyes
y otras sutiles cacerías
con distintos trofeos
ocupan mi espacio y mi tiempo.
Y tengo tan solo un consejero.
Cómo hiere el filo de su lengua.
Y también tengo amigos
sólo íntimos amigos
que me traen caracolas y amatistas
y libros y flechas de silex.
Momentos dorados comparto con ellos
al calor de una taza de té.
Momentos surgidos de un sueño.
Y se va redondeando nuestra historia
sin tambores ni trompetas
en la pura amistad y en el silencio.
No tenemos fronteras
ni queremos monumentos.
Nuestro único guerrero
combate con el filo de su lengua.
Detalles acerca de esta pintura -La batalla de Isso (Alejandro Grande vs. Darío, 333 A.C.)-, cuyo autor es Albrecht Altdorfer, maestro del Renacimiento alemán, daré en una próxima entrega, para los amantes de la pintura y de la historia, que es con frecuencia la crónica de la locura bélica.
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Acuérdense de pulsar sobre las imágenes para verlas a gran tamaño.
Dic 08, 2011 @ 12:07:37
bellísimo poema, deja atrás la virulencia regente abre un espacio infinito lleno una dulce quietud, lleno de paz.
gracias Lino, un abrazo
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Dic 08, 2011 @ 13:49:52
Responde a una campaña antipatriota en que estoy empeñado con mi amigo Carlos Hanssen, asiduo comentarista de este blog. Muy generoso su comentario, Verónica. Un abrazo afectuoso de
Lino
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