Este libro lo escribí en la prisión, mientras trataba de apreciar la realidad desde el otro lado de los barrotes. De la cárcel luego me libré, merced a una providencial calamidad y a la ayuda de unos enanitos que se las daban de malos. Me imagino que habrán cambiado. Buena parte del contenido del libro deriva de poemas escritos con bastante antelación a su lanzamiento el año 2009, a los cuales fui agregando algunos más recientes. Salió humo de aquel piso para dar a luz este libro, editado bajo el alero de una muy metafísica editorial, Festina lente, con la ayuda valiosa de la imprenta Alvimpres y de mi amigo Carlos Hanssen. Una fina edición con un sobrio y cuidado diseño.
.
.
Su nombre se lo debe el libro a la hora cantada por T.S.Eliot en su Tierra baldía, la hora vespertina en que el poeta le dice hasta mañana al trabajo a que lo tiene amarrado la necesidad. Es la hora en que estira los brazos un tanto amodorrado, se pone el sombrero de poeta y sale al aire libre a vivir, a pensar en serio, a soñar y a volar como sabemos. Recordemos que Eliot era empleado del Lloyd’s Bank en Londres.
At the violet hour, when the eyes and back
Turn upward from the desk, when the human engine waits
Like a taxi throbbing waiting, -…-
At the violet hour, the evening hour that strives
Homeward, and brings the sailor home from sea …
(A la hora violeta, cuando los ojos y la espalda/se levantan del escritorio, cuando el motor humano aguarda/cual un taxi espera vibrando/…/ a la hora violeta, la hora del anochecer que nos empuja/hacia el hogar, y trae al marinero del mar a su casa). Traducción de Jaime Tello (Visor Libros, Madrid 2009).
En el libro La hora violeta, ésta comienza a las cinco y media, justo en el momento en que
suena una campana en el cementerio
y se mudan el cuerpo y la mente
y dicen hasta luego
y vuelven a ser santas
benditas las manos en su ocio
y los ojos y oídos y la lengua
otra vez olvidan sus cadenas
y aunque sigue el afán de las termitas
a esa hora rescata el cerebro
las palabras de un día
y las une a otras formas y figuras
las trenza en un diseño con cariño
y les presta una alas lo más aptas
para que puedan volar
no es la hora blanca y hueca
es la hora sonrojada
la hora de los ojos y las manos
los oídos y la lengua
la hora en que respiran aire fresco
es la hora que aborrecen las termitas
incapaces de roerlas.
Tal es la hora violeta.
El libro nunca estuvo en librerías. Fue distribuido artesanalmente, si así se pudiera decir, y corrió de mano en mano sin un solo peso de por medio. Es por eso que lo quiero tanto.
Mi amigo Carlos expresó su entusiasmo aprobatorio en la contraportada, diciendo que el contenido del libro “es una invitación a sentarse en la tarde de los días, un timbre para llamar al espíritu, que siempre contesta cuando impera el silencio -…-, allí donde el enfrentamiento con el ser es inevitable y necesario. Allí donde la intuición profunda es, definitivamente, la verdadera razón. El poemario, agregaba, “nos hace vibrar como partículas electromagnéticas que alcanzan todos los espacios. Nos hace invisibles porque nos saca del mundo, nos muestra la vida en su dimensión completa: anversos y reversos, dobles y opuestos”. Los ángeles del poeta – afirma bellamente- y “sus muertos, sus espacios, sus horas tardías y silencios, son las manifestaciones de lo que vive junto al ser humano, visiones que se traen desde lo infinito, con la ayuda de una mente que no se resigna a dejar de recordar, que manifiesta y crea, proyectando para que los veamos, chispazos de todos los cielos”. Y a modo de resumen: “Ideas que se materializan en formas. Formas que son poemas. Poemas que nos hacen ver más allá de las sombras”.
En forma del todo inesperada, La hora violeta se ganó un positivo comentario en una publicación periódica cultural, y nada menos que en Humanitas (N° 57, año XV, p. 195), la revista de antropología y cultura de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Luego de glosar en forma muy elogiosa varios de los poemas contenidos en el libro – así, por ejemplo, Siervo de la tierra, Firenze y Homo sapiens , el reseñador – Marcelo Jarpa – calificaba al autor -¿yo?- como un autor capaz de congregar misterio y eternidad en poesía dotada del “don, tan difícil de encontrar, del genuino fuego poético”.
Mi afición por lo emblemático quedó expresada, a la entrada del libro y en la vecindad del colofón, con, la imagen siguiente:
.
Que corresponde al monograma de mi Hermano Mayor.
Algunos poemas de este libro han sido difundidos en este blog. Es posible que en el futuro lo ponga completo a disposición de mis lectores.
.
.
© 2012 Lino Althaner
Jun 23, 2012 @ 17:44:37
Una maravillosa reflexión para la vida, la búsqueda del sentido de las emociones y los pensamientos. Que en el largo abrazo de los días, se funden con nosotros, otorgando seguridad de la muerte y anhelos de eternidad.
Saludos. Buen fin de semana.
Me gustaMe gusta
Jun 25, 2012 @ 09:25:50
Recuerdo muy bien el entorno y el tiempo en que se gestó ese poemario. Teníamos que eludir la vida, saliendo de ella para alcanzar espacios más allá de lo conocido.
Una de las buenas cosas que me han pasado ha sido conocer a Lino y agradezco sus constantes invitaciones para leer sus escritos. Tengo el privilegio de ser el primero a quien se los entrega y, más aún, la dignidad inmerecida de ser a quien le pide una opinión que, por cierto, es imposible dar, a menos de tratarse de una expresión de gusto. Conozco la gran poesía, he estudiado a sus autores y muchos de ellos hablan a través de lo que hacemos.
Lino está en esto y espero que se lo conozca más porque vale la pena. Hemos trabajado mucho este corto tiempo, creo que vale por toda la vida y, lo más importante, es que se hace sin importar si algo queda o no, sólo la buena voluntad de hacer cosas para el espíritu.
Celebro los cambios de vida que vienen dados por renuncias, es allí donde se producen las epifanías; no entender eso es quedarse con lo que se piensa vale la pena en la vida: el trabajo, los agobios y los gritos; pero eso no existe y dentro de un tiempo desaparecerá y no quedarán recuerdos. Los afanes humanos se olvidan cuando son reemplazados por otros afanes y por otros seres humanos; pretender trascender allí es una ilusión.
Lino invita a todos a quienes se les ha ofrecido un cambio, a tomarlo en beneficio de lo que es importante.
Lino, a mi sólo me queda agradecer que me consideraras para ese viejo proyecto, hoy tan importante, y ser parte del privilegio de conocerlo y trabajar en él. Habrá más poemas, más viajes a la metafísica, la misma de Platón, de Plotino, de Hildegard von Bingen, de San Juan de la Cruz y, por cierto, de Cristo, el más importante de todos los metafísicos. Todas esas lecturas y los espacios abiertos por los textos que hemos encontrado y que nos han sido entregados desde un lugar misterioso -Lino sabe muy bien la historia y tal vez convenga que algún día la comente porque es de verdad notable-, han hecho que la vida sea hoy demasiado importante como para darle crédito a los afanes y a los tedios.
Lino, como siempre, un abrazo en XTO. -que ilumina la mente de quienes abren los mundos a la incomprensión humana y a su adormecimiento-, nuestro Hermano Mayor, que habla de formas extrañas, pero demasiado claras. Para terminar esta celebración, de regalo un poema mío, de “Señales en la Ciudad Gris”, para conmemorar a La Hora Violeta
y su ofrecimiento más allá de las sombras:
La perfección exigía sólo renuncia
si al cielo se miraba, no importaba la tierra,
miré entonces las caras de los conversos
me senté con ellos bajo nuevos olivos
la imagen del Cordero no estaba tan lejos
y entendí la perfección con la fuerza sanadora
los cuerpos eran sutiles
y los ojos, los oídos y las mentes
tomaron los nuevos designios
y fueron más allá de las cúpulas.
Me gustaMe gusta
Jun 26, 2012 @ 10:36:56
Muy acertado, Carlos tu comentario, y muy hermoso. Has revestido de una pátina de auténtico dorado realidades que en verdad se lo merecen. Son las que nos hacen ser optimistas. Sueño que de pronto la humanidad se da cuenta de que hay algo más que los torpes afanes en que luce, no el oro de la realidad sino el vulgar oropel de los perdidos en la pura ilusión y la mentira. De que ese algo más es lo da sentido a la vida. Ese algo en el que Jesús de Nazaret es el que se muestra. Un saludo afectuoso.
Me gustaMe gusta