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Como siempre la historia
es la historia del hombre de la tribu
del clan, de la patria y del emporio
del hombre atado al grupo
que se empeña en hacerla y rehacerla
en la misma probada dirección
del amor que acaba en sangre
y los íconos vendidos
a cambio de monedas que no huelen
de leyes de mentira.
El hombre de la tribu
se olvida del hombre y de la tierra.
Es incendio la tribu y es cuchilla
que enrojece los campos
y que luego se olvida de su olvido.
Y no queda de todo el desperdicio
sino fechas heroicas y nombres de lugares
registrados en un libro
destacados con negritas
si los muertos son millones.
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Y la tierra aúlla de dolor
se traga la sangre y no olvida.
Los clanes la ignoran.
Mientras pido a las tribus y a los clanes
que abatan sus columnas
y que quiebren todos los emporios
que se esfumen
otra vez se discute de fronteras
se esconden las cuchillas y se afilan
detrás de una promesa.
Otra vez nos hallamos
con el fuego en el hombre colectivo
aún más ignorante que al principio.
Más allá de la huella sangrienta
¿qué no nos queda por descubrir
en lo que interesa de verdad
en lo que importa a la historia
que nos cuesta creerla posible
que en la noche de hoy descubriremos
que mañana comienza?
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Jun 26, 2012 @ 12:28:43
¿Dolorosa protesta? El humano siempre será humano, los que dejan de serlo, evolucionaron.
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