De las religiones semíticas heredamos el concepto de un Dios terrible, legislador de rigurosos mandamientos y juez implacable, amante del rito, del sacrificio y de la venganza. ¿Era el dios que hacía falta para conducir al pueblo elegido por el camino elegido por sus gobernantes? Pues las sociedades jurídicamente estructuradas, esto es, los estados, o son ateas o suelen hacerse dioses a la medida de sus intereses. Para que las leyes estatales se cumplan es mejor que lleguen al pueblo revestidas de la autoridad divina. El dios iracundo, difícil de contentar, inclemente con quien se aparta del camino trazado, dice el decálogo que le dictan el rey y el sacerdote. Un decálogo que se multiplica en minucioso despliegue de normas, crecientemente invasivo de las libertades, de las privacidades, y de la misma divinidad.
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Este concepto de Dios es, por cierto, bastante ajeno al espíritu de los místicos. Por una sencilla razón: porque tal no es el Padre Bueno, el padre de Jesús. Y el Espíritu que anima a Jesús de Nazaret es el del amor incondicional que no es negado a ser humano alguno. Si tienen alguna duda al respecto, revisen los Evangelios, sobre todo el de San Juan.
Lo hemos visto en Juan de la Cruz. También en Rumi, el místico sufí. Y asimismo lo encontraremos en la mística judía. El místico tiende a desviarse del camino institucional. Tiende a la herejía. No puede sino tener problemas con los guardianes del dogma, instrumento para distinguir a ‘nuestro’ Dios del Dios de los demás, trazando inflexible y definitivamente su figura y sus circunstancias; las del inefable, el extraño, el desconocido. Esa pretensión, no la tienen los místicos.
No la tenía el Maestro Eckhart, que aprendió en la profunda meditación que el camino para alcanzar la redención supone, más que sujeción a los dogmas, las doctrinas y los preceptos, el anonadamiento de sí mismo en el amor divino, para hacer de sí mismo un intermediario y publicista de ese amor. Creía el maestro que Dios moraba en su intimidad y que a través de una disciplina basada en la entrega, en la renuncia, en la oración y en la bienaventurada y amorosa aceptación de su vida, podía llegar a experimentar esa profunda presencia.
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Vaciarse de las cosas para llenarse de Dios. Esto lo desarrolla el maestro renano de diversas maneras, pero una de ellas llama la atención por su fuerza, por su audacia, por la convicción acerca de la cercanía de Dios, que revela. Para llenarse de Dios el hombre de Dios, nos dice, debe querer nada menos que la felicidad del mismo Dios. Cuando el hombre vive en el amor y en la pureza, Dios retoza y se ríe, explicaba en hermosa metáfora. Lo que quería decir es que cuando Dios ríe en el alma del hombre, el hombre puede reir en Dios. Al reir el hombre en Dios, alcanza su plenitud.
No, ciertamente, en el Dios de los Ejércitos, el Jehová tremendo del Antiguo Testamento, el Dios asociado a la muerte más que a la vida, en el que se nos ha querido hacer creer. El Maestro Eckhart nos hace pensar más bien en un Dios que se ríe, que tiene buen humor, que no necesita imponerse sobre los hombres como legislador, juez o verdugo, que lo único que quiere es amar y ser correspondido. Pues el Dios de los místicos no se asocia en términos de exclusividad con pueblo o nación alguna, ni siquiera con una religión o institución religiosa en particular. Dios no es modelo para ejercer poder sobre los hombres, ni para dividir a los hombres. Es modelo para amar a los hombres, para unirlos, para borrar las diferencias que torpemente los separan.
Este es el Dios en que debe creer el ser humano.
Se cuenta de Meister Eckhart una anécdota que recuerda la atmósfera espiritual de un cuento jasídico. Relata que en uno de sus paseos por el jardín conventual, se habría encontrado con un niño desnudo:
¿De dónde vienes? le preguntó.
Vengo de Dios, respondió el niño.
¿Dónde le encontraste?
Allí donde abandoné todo lo demás.
¿Dónde lo pusiste?
En los corazones virtuosos.
¿Y quién eres tú?
Soy un rey.
¿Pues dónde está tu reino?
En tu corazón.
Entonces, compadecido de su desnudez, el Maestro le habría ofrecido que tomara de su celda todo el abrigo que quisiera. Mas el niño le contestó:
Con tu abrigo, dejaría de ser rey.
Y luego desapareció. Porque el niño era el mismo Dios, que había descendido a pasar un rato ameno con sus amigos.
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El niño, en sí mismo, es ya un símbolo de divinidad. La desnudez del niño se refiere, a mi entender, por lo menos a dos aspectos. Por una parte, simboliza la desnudez, la pureza y el anonadamiento del hombre que aspira a que su alma alcance la unión suprema, la meta sublime. Pero, además, la desnudez nos dice de un Dios carente de atributos e historias pensadas o inventadas por los hombres, de un Dios inefable, del que casi todo lo desconocemos, salvo su amor.
Que tal fuera mi Dios, es lo que quisiera.
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Ago 02, 2012 @ 16:44:27
Éxodo 34:6, 7 reza: «Y Jehová fue pasando delante del rostro de él y declarando: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad, que conserva bondad amorosa para miles, que perdona error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de castigo, que hace venir el castigo por el error de padres sobre hijos y sobre nietos, sobre la tercera generación y sobre la cuarta generación”.» Y esta idea se repite en Deuteronomio 4:31, 2o. de Crónicas 30:9, en Nehemías 9:17 y 9:31. Es cierto que no dará exención de castigo, pero ¿no tiene todo el derecho de establecer las normas el Creador, a quien se le debe la vida? ¿Y no es una gran muestra de bondad el que sostenga la vida a pesar de la imperfección heredada de nuestros primeros padres, pasada a nosotros genéticamente y que nos inclina hacia el pecado, es decir, a errar el blanco de la perfección?
Si exigía sacrificios era precisamente por su bondad amorosa y para hacer expiación por el pecado y conservar la vida. La palabra expiación aparece en el Antiguo Testamento 95 veces en términos similares a estos: «Y Aarón tiene que hacer expiación sobre los cuernos de este una vez al año. Con parte de la sangre de la ofrenda por el pecado [del día] de la expiación hará expiación por él una vez al año durante las generaciones de ustedes. Es santísimo a Jehová”.» (Éxodo 30:10) Y tales sacrificios eran de animales, contrario a los de las naciones paganas circundantes cuya destrucción ordenó Jehová debido precisamente a su religión detestable en la que se sacrificaban humanos, valiosos para Dios. Y no era insaciable. Se realizaban con cierto orden, en ciertas fechas, en determinadas circunstancias, y no solo animales, también los había de grano, ofrendas “con olor fragante conducente a descanso”, y hasta había arreglos de acuerdo a la condición económica de cada quien, lo cual demostraba consideración “para con el de condición humilde”.
Deuteronomio 33:3 reza: «También abrigaba cariño a su pueblo; todos los santos de estos están en tu mano. Y ellos… ellos se reclinaron a tus pies; empezaron a recibir algunas de tus palabras». Y, con relación a individuos, como Jeremías, y a su pueblo como nación, dice la Escritura: «Desde lejos se me apareció Jehová mismo [y dijo]: “Y con un amor hasta tiempo indefinido te he amado. Por eso te he atraído con bondad amorosa”.» (Jeremías 31:3).
Ahora bien, ese Dios que vez tras vez perdonó a su pueblo desobediente, pero que lo amó “como un padre que ama a su hijo y lo disciplina”, porque “¿qué padre que ama a su hijo no lo busca con disciplina”. Pero ellos no lo quisieron y finalmente fueron rechazados, lo cual Jesucristo refrendó al exclamar: «”Jerusalén, Jerusalén, la que mata a los profetas y apedrea a los que son enviados a ella…, ¡cuántas veces quise reunir a tus hijos, como la gallina reúne sus pollitos debajo de sus alas! Pero ustedes no lo quisieron. ¡Miren! Su casa se les deja abandonada a ustedes”.» (Mateo 23:37,38) Y, contrario a lo que sucedía con el supuesto Dios cruel del Antiguo Testamento (Escrituras Hebreoarameas), ahora sí hubo un sacrificio humano, el de Jesús, quien no es Dios, sino que él mismo dice proféticamente en las Escrituras Hebreas y lo refrenda y cita Pablo en la Carta a los Hebreos, al hablar de él y de su Padre, Jehová: «Por eso, cuando entra en el mundo, él dice: “‘Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo. No aprobaste holocaustos ni [ofrenda por] el pecado’. Entonces dije yo: ‘¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios’”. Después de primero decir: “No quisiste ni aprobaste sacrificios ni ofrendas ni holocaustos ni [ofrenda por] el pecado” —[sacrificios] que se ofrecen según la Ley— entonces realmente dice: “¡Mira! He venido para hacer tu voluntad”. Elimina lo primero para establecer lo segundo. Por dicha “voluntad” hemos sido santificados mediante el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre”.». Y no porque fuese un Dios insaciable, sino porque lo que Adán perdió era tan, pero tan precioso, que solamente podía ser compensado legalmente, en justicia, por un sacrificio igualmente valioso, a saber, el de otro humano perfecto: Jesús, quien de no haberse ofrecido voluntariamente estaría vivo aquí, hoy, como ser humano perfecto y eterno, pero que, en cambio, cedió ese derecho y se “sacrificó”, sacrificó ese derecho a favor de los demás y por lo tanto ganó inmortalidad. Dice del valor del sacrificio el salmista, bajo inspiración divina y de manera profética: «[…] ni uno de ellos puede de manera alguna redimir siquiera a un hermano, ni dar a Dios un rescate por él (y el precio de redención del alma de ellos es tan precioso que ha cesado hasta tiempo indefinido); para que todavía viva para siempre [y] no vea el hoyo.»
Por tanto, Dios es el mismo, como ayer, hoy y siempre. Los humanos pierden de vista el valor y verdadera intención de sus tratos y se enredan en filosofías vanas que la Biblia misma condena, pues la verdad es sencilla, clara, pura, pero los humanos aman más lo oculto, el misticismo, toda retórica que hincha. De hecho, para “Jehová no hay la variación del giro de la sombra”, dice el discípulo Santiago y medio hermano de Jesús, pues ahora ese Dios al que pintan como sentimentalista algunos, nuevamente se vestirá como guerrero varonil, y acabará pronto con la injusticia en la Tierra para siempre: «Esto toma en cuenta que es justo por parte de Dios pagar con tribulación a los que les causan tribulación, pero, a ustedes que sufren la tribulación, con alivio juntamente con nosotros al tiempo de la revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles en fuego llameante, al traer él venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de nuestro Señor Jesús. Estos mismos sufrirán el castigo judicial de destrucción eterna de delante del Señor y de la gloria de su fuerza, […]». Y esto se halla en el Nuevo Testamento, no en las Escrituras Hebreas, pues Jehová no ha cambiado, pero traerá destrucción para preservar a los justos, precisamente por el amor que siente por los que de verdad lo conocen. Finalmente, sobre el buen humor de Dios, ya lo dijo la Escritura hace casi 2,000 años: «[…] según las gloriosas buenas nuevas del Dios feliz, que me fueron encomendadas».
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Ago 02, 2012 @ 18:14:56
Agradezco tu comentario, que sin duda servirá para complementar el contenido de la entrada, con un significativo contrapunto. Pero el artículo refleja mi punto de vista sobre la materia. Yo pienso que el buen Dios del buen amor y del buen humor se tendría que estar riendo a carcajadas sobre nuestros planteamientos y discusiones acerca de Él, tan distinto tal vez a como lo pensamos, y tan lejano. Quizás lo más razonable sería callar en lo que a Él se refiere. Como decía Eckhart. O Wittgenstein, cuando afirmaba que ‘sobre lo que no se puede hablar, mejor es callar’. Bueno reconozco mi culpa, por haber sido quien interrumpió, en este caso, el silencio. Saludos, Facundo, y felicidades.
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Ago 04, 2012 @ 14:30:46
Gracias, Lino, por haber permitido que el comentario (in extenso) permaneciera. Y estoy de acuerdo en que, francamente, Jehová ha de reírse con toda seguridad al escuchar tantas ideas contradictorias, opuestas a la sencillez de su Palabra, la Biblia. Pero, más importante aún, deben causarle también un profundo pesar. Espero que estés bien.
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Ago 02, 2012 @ 18:17:45
Hola Lino.
Estoy muy atrasada con tus últimas entradas, no me llegan por correo electrónico y además, como habrás podido ver, he estado unos días de viaje.
Tengo los sermones del Maestro Eckhart, pero hace tiempo que no paso por ellos. Al parecer tuvo una influencia directa en San Juan de la Cruz, y ambos tuvieron problemas con la jerarquía eclesiástica. Mas Eckhart, al ser un teólogo de la Universidad de París, pudo salir bien librado de las acusaciones…, aunque la Iglesia Católica no lo ha convertido en santo como al otro.
Tuve mis tiempos de leer mística, aunque en los últimos tiempos no lo hago, excepto en 2009 cuando en un viaje a Turquía en que iba a visitar Konya y la tumba de Rumi me llevé una antología de sus poemas.
Tu entrada me ha hecho recordar varias cosas con las que me he encontrado a lo largo de los años sobre estos tres místicos. De San Juan de la Cruz que pese a todo es el más asequible de los tres, lei una vez que un autor inglés lo consideraba budista, frente a la cercanía cristiana de Santa Teresa, y eso es, la “nada” de la habla san Juan lo que lo acercó peligrosamente a la herejía. En ese sentido también es el pensamiento del Maestro Eckhart, de que Erich Fromm dijo que no era consciente de ser ateo. Profundamente religioso y sin embargo, ateo. Y Rumi, el más alejado de nosotros, musulmán y escritor en persa. Rumi que trasciende las religiones y la propia unión mística para retornar renovado a enseñar a los hombres.
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Ago 02, 2012 @ 18:27:44
Creo que los problemas relacionados con la publicidad de las entradas pueden derivar de Google+, sitio en el que hice unos cambios, sin calcular las consecuencias. Tomaré las medidas para reparar el error. Aunque todavía no entiendo por qué no te son notificadas las entradas por el correo electrónico. Saludos. Felicidades.
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Ago 03, 2012 @ 03:45:17
La falta de notificación por correo electrónico tiene que ser una falla de WordPress, porque me llegan muy pocas notificaciones de los blog a los que estoy suscrita. Quizá WP quiere que usemos el reader.
Su has hecho cambios en Google+ de ahí vendrá que no haya notificación inmediata. Google+ es un recurso que aún estoy empezando a usar y no sé muy bien el potencial que tiene.
Saludos.
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Ago 03, 2012 @ 06:13:07
Hola Lino.
Resaltando el momento y lugar en que Dios se hace presente. Es interesante observar( al menos en la anécdota comentada), que se hace presente, en aquel lugar donde la vida contemplativa , se une a la vida real. Pudo ser el encuentro mas solemnemente en una recóndita habitación, pero en lugar de esto, se presenta en el sitio donde la reflexión y la acción caminan cercanas.
Existe también la posibilidad, que Él se encuentre en lo mas básico de nosotros, en aquello intangible que nos hace humanos. Eso sería una agradable sorpresa.
Cordial saludo. Buen fin de semana.
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Ago 03, 2012 @ 09:23:53
Gracias por compartir tu punto, Lino. Es muy interesante.
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Ago 07, 2012 @ 15:36:23
Ese es mi dios, el NO institucionalizado, el no sustentado por palabras humanas que creen tener la verdad absoluta, el que NO necesita ser escrito con mayúscula, el que escucha NO y lo sigue escuchando con bondad y compasión.
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Amigo de Dios, amigo de los hombres | SER NOSOTROS MISMOS · www.Victor.pe
Ago 07, 2012 @ 15:37:45
Ago 10, 2012 @ 19:39:50
Yo solo creo en los principios de las religiones,pero el hombre estropea todo lo que toca,pues en cuanto no se respeta al que piensa diferente,se crea la discriminación,y el odio al diferente,y las religiones tienden a separar a los que no son de su misma creencia,por eso para mi la religión es como si fuera el pan que todo alimenta lo mismo,lo que pasa que cada uno lo hace de forma diferente y dice que el suyo es el que más alimenta y los otros no.
Por eso para mi lo fundamental es el respeto y el lema conforme al cual lo que no quieras para ti no se lo desees a nadie.
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Oct 05, 2012 @ 21:57:40
Amigo Lino, me ha encantado esta publicación. Comparto ese deseo sobre el dios en que debe creer el ser humano, tal cual como lo planteaste. El cuento del niño al final le da un toque mágico que hace que nos reconectemos con esa fuerza desconocida de la divinidad. Estoy encantado con tu blog.
Un abrazo,
Rafael Baralt
@raguniano
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Oct 16, 2012 @ 12:14:25
Pues yo estoy encantado en que te guste. Como quizás habrás advertido, el blog ha estado bastante flojo últimamente, como consecuencia en buena medida de las circunstancias naturales -aunque no siempre agradables- del devenir que nos rodea. Comentarios como el tuyo me impulsan a reactivarlo, espero que que muy pronto. Un saludo y felicidades.
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Sep 17, 2014 @ 21:46:06
La Experiencia Universal o Experiencia con Dios, es lo único que puede quitar para siempre toda duda sobre Qué Somos, y Qué es nuestro Padre Dios. Pues sólo nos reconocemos realmente en Él y en ese reconocimiento Lo Conocemos. Mientras no experimentemos la sublime Experiencia , andamos separados unos de otros y limitados por ésta misma separación y fragmentación, de lo que Dios creó cómo Su Hijo Eterno y Pleno.
El Hijo Uno es Eterno, los fragmentos son caducos. El Hijo es Real, los fragmentos polvo, ilusión.
A mi me gusta poner a Dios con mayúsculas pues es según mi parecer, la manera en que determino su no limitación a juicios o conceptos humanos , los cuales siempre indican incompletitud , y Dios es todo y nada a la vez, pues sólo el todo y la nada están completos
Todo lo que Es y, nada que conceptualizar por su amorfía (no forma)
Saludos Cordiales
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