Una nota adicional sobre el ascenso del alma a la morada del Padre, según se explica en el Poimandres.
El gnóstico dedica toda su vida a prepararse para el viaje ascensional por la ruta de la siete esferas. Si se conoce a sí mismo, sabe que el Padre Dios es Luz y Vida y que, como heredero remoto del divino Hombre Primordial, él mismo es, en lo profundo de su ser, una chispa de Luz y Vida. A través de este conocimiento volverá plenamente a la Vida. Preparado como está, debe abjurar de los sentidos antes de entregar su cuerpo a la muerte. El Supremo Intelecto lo ayuda en la tarea.
Pues no es tarea fácil. Los arcontes -gobernadores planetarios al servicio del demiurgo- le impedirán por todos los medios a su alcance escapar del ámbito material. Será puesto a prueba en su fe, en su amor, en su conocimiento. Su senda estará llena de trampas.
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Al producirse la disolución del cuerpo, rinde al demonio su naturaleza sensual. Sus sentidos corporales vuelven a su lugar original entre los elementos. Y el hombre se lanza hacia lo alto:
Si tiene éxito, rendírá en la primera esfera el poder para crecer y decrecer; en la segunda, habrá de triunfar sobre las maquinaciones del astuto mal, que se vuelven impotentes; en la tercera esfera, renunciará a todo el artificio de la concupiscencia y, en la cuarta, a la arrogancia de la dominación y a la ambición. Si supera la quinta esfera, se sentirá libre de toda audacia impía y de toda acción imprudente e impulsiva. Dejará atrás los apetitos malignos de la riqueza en la sexta esfera. Y, por fin, en la séptima, deberá esforzarse por vencer a la mentira que aprisiona.
Para vencer estos obstáculos es que se ha adiestrado con tanta dedicación.
Entra entonces en la naturaleza de la octava esfera, la de las estrellas fijas, llamada la Ogdóada, ahora en posesión de su propio poder, y con los que allí se encuentran exalta al Padre. Entra con ellos en procesión y se entrega a sus Poderes. Habiéndolo hecho, adquiere esos mismos Poderes. Más bien, se convierte en ellos. Entra en la divinidad. Se hace igual a Cristo.
Pues tal es el fin de aquellos que han conquistado la gnosis (el conocimiento) definitivo: convertirse en Dios.
Así lo promete el Pastor de los Hombres.
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Este hermoso mito no es, a mi entender, incompatible con el cristianismo. Por el contrario. ¿No es la misma Ascensión de Jesús el Mesías un motivo religioso que ilustra significativamente la influencia gnóstica en el cristianismo? ¿No es posible entender que con su propia Ascensión quiso Jesús el Resucitado establecer un modelo a seguir por el resto de los hombres? ¿No podría entenderse también que su propio atravesar con éxito las difíciles esferas, ha servido para despejar significativamente el camino, haciéndolo menos difícil para sus seguidores?
El acontecimiento ascensional suele ser descrito, en forma bastante gráfica, con una senda que cruza las esferas planetarias del mundo ptolomaico (Luna, Mercurio, Venus, Sol, Marte, Júpiter y Saturno), de acuerdo con un modelo geocéntrico hace tiempo superado. Sin embargo, esto no debeía inducir a confusión. No es posible olvidar que se trata de símbolos de realidades distintas, marcadamente espirituales y místicas, que no pueden expresarse adecuadamente con palabras. De allí que halla que recurrir a figuras accesibles al intelecto, para representar en alguna medida lo que se esconde detrás de la ilustración gráfica. Lo imposible de explicar con palabras.
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Fuente
Hans Jonas, La religión gnóstica (El mensaje del Dios extraño y los orígenes del cristianismo), Siruela 1991.
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© 2014
Lino Althaner
Ago 31, 2014 @ 03:54:36
Buenas, Lino. Soy nuevo en tu blog y reconozco que lo he descubierto con admiración y agrado. No sabía que aun quedara alguna comunidad que profundizara en el mensaje del gnosticismo, y es ciertamente interesante para aquellos que tengan algún interés en conocer la filosofía antigua. La doctrina de la Gnósis y el Pleroma es sin duda alguna una de las mayores influencias en el pensamiento antiguo, tanto filosófico como teológico en algunos autores. Y desgraciadamente ha caído en el pozo del olvido y es frecuentemente menospreciado por los “entendidos”.
Sin embargo, permíteme desde la caridad fraterna en el colegueo filosófico-teológico y con toda la humildad que logro recabar, una pequeña corrección: el mensaje del gnosticismo es radicalmente incompatible con el cristianismo.
Es cierto que habría que analizar pormenorizadamente cada una de las sectas (en algunas la oposición es bastante radical, recordarás el caso de los “ophitas”), pero en sus rasgos generales, que es posible encontrar a pesar del gran sectarismo y de la enorme dispersión característicos de las comunidades gnósticas, se advierte ya una oposición.
En líneas generales, se me ocurren: el desprecio de las escrituras; una diferencia radical entre el concepto de divinización (¡cuán diferente es esta divinización de aquella “théosis” que desarrolla san Máximo el Confesor y acogen las comunidades cristianas!); el docetismo opuesto a las cristologías cristianas y explícitamente condenado por los primeros cristianos (en especial a las imperantes en el momento, las de san Ireneo y san Justino). Y no olvidemos la ligazón que vincula a Ireneo con la tradición joánica, que hunde sus raíces en el Cristo histórico: san Policarpo de Esmirna; la diferenciación natural y discriminación en base a la naturaleza de las personas (aquella clasificación en la que el gnóstico es la élite, el “psíquico” es inferior y a la base el execrable “hýlico”, que así lo denominaban), y el desprecio radical del cuerpo, herencia platónica. Se me ocurren otros, pero no son tan claros.
Te recomiendo los estudios de Antonio Orbe, la principal referencia en lengua castellana, y los cinco tomos del “Adversus haereses” de san Ireneo de Lyon (la única traducción al castellano si no me equivoco es la de “Apostolado mariano”, que en mi opinión no es del todo perfecta, dicho con dulzura. De todas formas, si dominas el griego, lo tienes también en el Miñe y editado en griego, aunque son ediciones caras).
Con afecto, reitero mi admiración y agradecimiento. Me hago seguidor del blog. A más ver, colega.
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Ago 31, 2014 @ 15:00:51
Te agradezco sobremanera tu interés en mi blog y por tu suscripción, que sin duda servirá para enriquecerlo con tus comentarios, pues no es difícil advertir lo interiorizado que estás en esta tendencia espiritual, tan injustamente relegada al olvido.
Quisiera comenzar por una precisión. No he afirmado que el gnosticismo sea compatible con el cristianismo. Lo que dije se refiere a un punto específico, el concerniente al ascenso de las almas después de la muerte, en el que me parece ver una relación con la Ascensión de Jesús el Mesías. Hay otros mitos gnósticos que admiten también, a mi juicio, un vínculo de ese tipo con el cristianismo, sobre todo si se comprende al gnosticismo y al cristianismo, más que como dogmas, como tendencias espirituales. También hay, por supuesto, otras narraciones y textos de la gnosis, que parecen ciertamente alejados de la espiritualidad cristiana y de la fe en Jesús de Nazaret. Y hay creencias decididamente antagónicas con el dogma eclesiástico, entre las cuales están las que acertadamente señalas.
Por supuesto que es difícil generalizar en materia de gnosis, porque hay, como bien lo destacas, tendencias bastante contrapuestas.
Un fenómeno histórico es indiscutible: el del entrelazamiento de tendencias filosóficas y espirituales de distinta raigambre: neoplatónicos, gnósticos, judíos, cristianos, religiones iranias, que en un momento se influyeron recíprocamente, no sin dejar huellas en sus respectivas creencias. Un ejemplo: neoplatónicos y gnósticos influyen significativamente en la mística judía de la Cábala. Todas estas tendencias influyen en la mística cristiana. Otro: leyendo a Rudolf Bultmann (Teología del Antiguo Testamento) he aprendido de la significativa influencia gnóstica que se puede advertir en San Juan Evangelista y en San Pablo.
La lectura de Hans Jonas y de los escritos gnósticos -evangelios y textos de Nag Hammadi- deja en claro que Jesús de Nazaret es para una gran parte de los gnósticos una figura central, y que así como hubo en el judaísmo uno de carácter gnóstico, hubo también un cristianismo gnóstico.
Las instituciones, los concilios, definieron los dogmas, establecieron los dogmas, y excluyeron tajantemente todo lo que les parecía amenazante.
Yo ando a la busca de compatibilidades espirituales y no tanto de discrepancias, aunque tratándose de algunas suelo ponerme de lado de los gnósticos: por ejemplo, en la visión que tienen de algunos escritos veterotestamentarios y de la figura de un Dios aparentemente tan distinto al Padre de Jesús.
El ser humano, cuya patria no es otra que la tierra, está sedienta de síntesis.
Un Dios para todos los hombres. Todos para un mismo Dios.
Un saludo cordial.
Lino
Ahora visitaré tu blog para suscribirme. Y tendré presente las lecturas que me sugieres.
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Ago 31, 2014 @ 20:35:01
Saludos de nuevo, Lino.
Perdona pues la mala comprensión de tus palabras.
De todas formas, muchas de las distinciones radicales entre cristianismo y gnosticismo son efectivamente sutilísimas, tanto que multitud de cristianos confundían las sectas gnósticas con nuevas comunidades cristianas y en ellas se enrolaban, tal y como lo prueban los textos de los Padres Apologetas.
Yo comparto frente al mito gnóstico la fe católica y apostólica de la que la Iglesia se considera depositaria y transmisora, por lo que advierto con alegría que gracias a esta disparidad, desde la tolerancia, el respeto y el diálogo podremos enriquecernos mutuamente en futuros argumentos. Veo que también estás iniciado en la exégesis protestante, que es muy interesante y da mucho que pensar. Yo al menos accederé a tu foro con una sonrisa sincera, conociendo ya de antemano el punto de vista que encontraré y la seriedad y formación con la que aquí es defendido.
Gracias por tu seguimiento en mi blog; espero que así como yo recibiré seguro aportaciones muy interesantes en el tuyo tus andanzas y bericuetos por el mío te consigan algún granillo de mostaza.
Saludos, colega, y a más ver.
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Ago 31, 2014 @ 20:44:33
Amigo mío, yo también soy cristiano y católico. Sin embargo, trato de echar una mirada por encima de la mirada institucional y canónica, que a veces resulta un tanto opresiva. Hay que estar consciente de nuestra capacidad interpretativa de la realidad y también de la chispa de conocimiento que llevamos en nuestro interior. Un saludo entonces, de la mano de Jesús de Nazaret. Teniéndolo a él como guía, difícil es perderse en minucias.
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