.
Y ahora les entrego, sin mayor introducción, unos poemas de “La hora violeta”, creo que importantes para entender el espíritu que anima a ese libro, publicado hace un par de años (Festina lente, 2009). Le he pedido prestadas unas imágenes a Marc Chagall, quien parece recordarme que como están protegidas por el derecho de autor -derecho que a él, el autor, poco le interesa ciertamente- sólo pueden ser objeto de una contemplación desinteresada, para nutrición del espíritu hambriento. En relación con mis ensayos de poesía, cuán incomparablemente superiores son sus pinturas.
Nostalgia
Tantas cosas he olvidado
pero sé que vivo en el exilio
llamo mi patria a esta tierra
pero lejos camino de mi patria
y me abruma lo perdido
desconozco estas moradas
busco con ansias lo que fuera mío.
Lo poco y lo mucho
Lo que nos queda de hombres
lo poco y lo mucho que nos queda
atesorémoslo con reverencia
para cuando el fuego florezca nuevamente
en canciones y en formas
las que daban sentido a la vida
las que santificaban cada movimiento.
Santa locura
Así como la eterna primavera
renace del seno del invierno
la locura así será
la que siempre prevalece
y una y otra vez derrotada
será la pobreza razonable
de los humanos afectos.
*
Y siempre tras toda apariencia
se impondrá a la penuria
la invencible armonía
del paso liviano que se impone
y encanta invisible las rutinas
redime los fracasos
y sana infatigable las heridas.
*
Se hace más ancho el mundo
se hace más tuyo y más denso
pero sufres en la espera
todo es recuerdo en las sombras
todo es promesa
todo es deseo en la noche
de que llegue el día.
Desembocadura
Bajo la luna naciente
las aguas del río se enfrentan al mar
la barca se estremece entre las olas
que la luna ilumina
las olas resplandecen
cuando cesa la lucha
el río ya es uno con el mar.
.
~~~~~~~~~~
¡Dios mío, qué bellas las pinturas de Chagall!
.